domingo, 21 de abril de 2013

USO DE ANALGÈSICOS EN EMBARAZO AGRAVA LOS RESULTADOS MATERNOS Y FETALES

ES MUY IMPORTANTE QUE SIEMPRE SE CONSULTE AL MÈDICO ANTES DEL USO DE ANALGÈSICOS ANTE CUALQUIER DOLOR QUE SE PRESENTE. EVITEMOS LA AUTOMEDICACIÒN. 


Un estudio realizado en Noruega sugiere que el uso de ibuprofeno o diclofenaco en la etapa avanzada del embarazo elevaría el riesgo de sangrado en las madres y de asma en los bebés.
"Si se consideran nuestros resultados (asma infantil y sangrado materno) y los de estudios previos, debería contraindicarse el uso de antiinflamatorios no esteroides (AINE) en el tercer trimestre" de gestación, dijo la doctora Katerina Nezvalova-Henriksen, de la Universidad de Oslo. La experta opinó también que debería limitarse el uso en el segundo trimestre, "dada la asociación significativa, aun cuando sea leve, entre el uso de ibuprofeno y diclofenaco en el segundo trimestre y el bajo peso al nacer, pero también con el asma en los niños".
El equipo de Nezvalova-Henriksen dijo que los estudios previos sobre los AINE en el embarazo se habían concentrado en el uso temprano y en los efectos de los AINE en general, y poco se sabe sobre el impacto de cada AINE en los resultados del embarazo, sobre todo cuando se utilizan en los dos últimos trimestres. Los autores revisaron la información del Estudio de Cohorte sobre la Madre y el Niño y el Registro Médico de Partos, ambos de Noruega, para determinar los efectos del ibuprofeno, el diclofenaco, el naproxeno y el piroxicam en el embarazo y sus complicaciones.
El equipo reunió información de 90.417 embarazadas, incluidas 6.511 que habían consumido AINE. "A pesar de que el uso de los AINE desde la semana gestacional 28 está contraindicado, el 1,3 por ciento de las mujeres había utilizado alguno de los cuatro AINE durante el tercer trimestre y más de la mitad de ellas comenzó a hacerlo en ese período", informaron los autores.
No se detectaron diferencias significativas en las tasas de supervivencia, malformaciones congénitas o defectos cardíacos estructurales al comparar un grupo de usuarias de AINE en el primer trimestre con un grupo que no los utilizó, aunque se observó una asociación límite entre el uso de ibuprofeno en el primer trimestre y los defectos cardíacos estructurales en los recién nacidos.
En las usuarias de diclofenaco aumentó levemente el riesgo de padecer sangrado vaginal en el segundo y/o tercer trimestre y de hemorragia posparto, pero esa relación no se mantuvo significativa en el 1 por ciento. El uso de ibuprofeno durante el segundo trimestre elevó un 70 por ciento el riesgo de tener un bebé con bajo peso al nacer, mientras que el uso de diclofenaco en el segundo trimestre triplicó ese riesgo.
"Ese riesgo asociado con el uso de ibuprofeno y diclofenac podría, por lo menos parcialmente, atribuirse a enfermedades inflamatorias, aunque permaneció, felizmente, dentro del rango normal de riesgo de tener un bebé con bajo peso al nacer", escribió el equipo. "Se debería prestar especial atención a las mujeres con enfermedades inflamatorias y musculoesqueléticas porque se desconoce si la relación entre el bajo peso al nacer, especialmente, se debe a la terapia farmacológica o a la enfermedad subyacente", sostuvo Nezvalova-Henriksen.
El uso de ibuprofeno durante el segundo y tercer trimestre también estuvo asociado con un aumento del riesgo de desarrollar asma en los bebés de menos de 18 meses de vida. "Nuestros resultados demuestran que el uso de AINE en el segundo y el tercer trimestre está asociado con un resultado adverso del embarazo", indicó Nezvalova-Henriksen. "Los efectos se extenderían más allá de las primeras semanas o meses de vida", señaló.
No obstante, agregó que "la enfermedad subyacente también tendría un papel importante y que optar por no tratar la enfermedad materna no siempre sería la mejor decisión". "Identificar a las mujeres que pueden desarrollar enfermedades inflamatorias y musculoesqueléticas durante el embarazo o que tienen síntomas que podrían agravarse ayudaría a elegir el tratamiento más seguro para las distintas etapas del embarazo", finalizó la autora.
FUENTE: BJOG,An International Journal of Obstetrics and Gynecology; March 14 , 2013


UN TRASTORNO COMÙN DEL SUEÑO PODRÌA PERJUDICAR A LOS CONDUCTORES ,SUGIERE UNA INVESTIGACIÓN.


LOS CONDUCTORES CON APNEA DEL SUEÑO SON MÀS PROPENSOS A QUEDARSE DORMIDOS ANTE EL VOLANTE Y A FRACASAR EN PRUEBAS DE CONDUCCIÓN SIMULADA .ESTO PUDIERA EXPLICAR QUE LOS CHOFERES QUE NO SABEN QUE TIENEN APNEA DEL SUEÑO SE QUEDARÌAN DORMIDOS EN LOS VIAJES LARGOS DURANTE LA NOCHE Y CAUSARÌAN ACCIDENTES.

Los conductores con apnea del sueño, un trastorno del sueño, son más propensos a quedarse dormidos al volante y a fracasar en pruebas de conducción simulada que otros conductores sin la afección, halló una investigación reciente.
Científicos del Hospital Universitario de Leeds, en Inglaterra, llevaron a cabo dos estudios sobre la apnea del sueño, un patrón de respiración dificultosa durante el sueño, y el rendimiento en la conducción. En un estudio, evaluaron la habilidad de conducción de 133 pacientes con apnea del sueño no tratada y de 89 personas sin la afección, usando una prueba de conducción simulada. A medida que navegaban el curso de alrededor de 90 kilómetros (56 millas), los "conductores" fueron evaluados respecto a la capacidad de terminar la prueba, el tiempo que pasaban en el carril central, los choques no provocados y los choques provocados por salirse de la calle.
El doble de personas con apnea del sueño sin tratar (el 24 por ciento) fracasaron en la prueba de conducción, frente al 12 por ciento de los que no sufrían de la afección. Los investigadores anotaron que muchos de los pacientes de apnea del sueño no pudieron completar la prueba. También tuvieron más choques y dificultades en seguir las indicaciones claras que se administraron al inicio de la prueba. "Los simuladores de conducción pueden ser una buena forma de revisar los efectos que una afección como la apnea del sueño puede tener sobre la capacidad de conducir", señaló el investigador jefe del estudio, el Dr. Mark Elliott, en un comunicado de prensa de la European Lung Foundation. "Nuestra investigación sugiere que las personas con la afección son más propensas a no pasar la prueba".
El estudio será presentado hoy viernes en la reunión de la Sociedad Respiratoria Europea (European Respiratory Society) y la Sociedad Europea de Investigación del Sueño (European Sleep Research Society), en Berlín.
En otro estudio, 118 personas con apnea del sueño sin tratar completaron una encuesta sobre su conducta de conducción, y también tomaron una prueba de conducción simulada. Los resultados se compararon con los de 69 personas que no sufrían de apnea del sueño. Más de un tercio (el 35 por ciento) de los que tenía apnea del sueño admitieron quedarse dormidos mientras conducían. Los investigadores anotaron que el 38 por ciento de ese grupo también fracasaron en la prueba de conducción. En contraste, apenas el 11 por ciento de los que no tenían apnea del sueño admitieron quedarse dormidos mientras conducían. Y ninguno de los conductores sin apnea del sueño fracasó en la prueba de conducción.
Ambos estudios resaltan los peligros de la apnea de sueño sin tratar y la conducción, señaló en el comunicado de prensa Dan Smyth, de Sleep Apnea Europe. "Estos estudios dan peso a la necesidad de proveer suficientes recursos para un diagnóstico y tratamiento tempranos de la apnea del sueño, en que un tratamiento efectivo asegura una vuelta a unos niveles de riesgo aceptables para los usuarios de las carreteras".
El sueño interrumpido de noche lleva a fatiga diurna, y la apnea del sueño se ha vinculado anteriormente a un mayor riesgo de accidentes de coche. Las personas con la afección también están en mayor riesgo de afecciones médicas como la hipertensión.
Los datos y conclusiones presentados en reuniones normalmente son considerados como preliminares hasta que se publiquen en una revista médica revisada por profesionales.

FUENTE: European Lung Foundation, news release, April 12, 2013

APARECEN NUEVAS PISTAS SOBRE CÒMO EL EJERCICIO PUEDE REDUCIR EL RIESGO DE CÀNCER DE MAMA.


EL CÀNCER DE MAMA PUEDE PREVENIRSE, INCLUSO REALIZARSE UN DIAGNÒSTICO PRECOZ QUE ASEGURARÌA UN BUEN RESULTADO EN EL TRATAMIENTO. LA ACTIVIDAD FÌSICA ES UN FACTOR QUE CONTRIBUIRÌA A SU PREVENCIÒN REDUCIENDO LOS NIVELES DE ESTRÒGENO EN LAS MUJERES MAYORES , AFIRMA UN ESTUDIO. 

Las mujeres mayores que son físicamente activas tienen unos niveles más bajos de estrógeno y sus productos derivados en el organismo, según un nuevo estudio, lo que quizá explique por qué el ejercicio puede reducir el riesgo de cáncer de mama. Los investigadores han relacionado desde hace tiempo el ejercicio con un riesgo menor de cáncer de mama para las mujeres que han pasado por la menopausia, en la creencia de que funciona, parcialmente, al reducir el nivel de estrógeno. Un mayor nivel de estrógeno puede aumentar el riesgo de cáncer de mama.
El nuevo estudio proporciona más pistas sobre el modo en que el ejercicio puede resultar protector, afirmó Cher Dallal, asociada de prevención del cáncer del Instituto Nacional del Cáncer de EE. UU. Dallal presentó los hallazgos el martes en la reunión anual de la Asociación Americana para la Investigación del Cáncer (American Association for Cancer Research), en Washington, D.C. Debido a que este estudio se presentó en una reunión médica, sus datos y conclusiones deben ser considerados como preliminares hasta que se publiquen en una revista revisada por profesionales. "Nuestro objetivo era intentar comprender mejor cómo la actividad física puede afectar en el nivel de estrógeno", explicó Dallal. Evaluó a 540 mujeres polacas, de 40 a 74 años de edad, que participaban como pacientes sanas de control en el Estudio Polaco sobre Cáncer de Mama del NCI. Ninguna de las pacientes estaba en tratamiento hormonal.
Las mujeres participaron en una variedad de actividades físicas. Durante siete días, llevaron en la cintura un dispositivo llamado acelerómetro mientras estaban despiertas que midió toda la actividad. Las mujeres también entregaron muestras de orina cada 12 horas. Dallal midió las hormonas estradiol y estrona, junto con  varios productos derivados, o metabolitos, del estrógeno en la orina. "La actividad física se asoció con un nivel más bajo de los estrógenos principales", comentó. La actividad también se asoció con un aumento del metabolismo de algunos productos derivados, descubrió. "El incremento de la actividad global parece aumentar el metabolismo del estrógeno", afirmó. "Esta es la primera vez que hemos podido evaluar estos 15 metabolitos".
Utilizar los acelerómetros proporciona una idea mucho más precisa de la actividad realizada durante el día que los otros métodos, como, por ejemplo, que las mujeres informen sobre el ejercicio que hicieron, afirmó Leslie Bernstein, profesora y directora de etiología del cáncer en el Centro Oncológico Integral City of Hope en Duarte, California.
Bernstein no participó en el estudio, pero fue una de las primeras en estudiar el ejercicio como modo de reducir la exposición al estrógeno y el riesgo de cáncer de mama. Este nuevo estudio, comentó, "simplemente añade más evidencia sobre el hecho de que se trata de un mecanismo con el que se reduce el riesgo de cáncer de mama. Se produce una excreción más baja [de las hormonas], lo que significa que se producen menos. [Sin embargo], todavía no se ha probado".
Pero, indicó, "sabemos que las hormonas juegan un papel importante en el [riesgo] de cáncer de mama. Esta es la primera vez que tenemos una fuerte evidencia de que la actividad física medida reduce los niveles hormonales. Nos ayuda a comprender lo que está ocurriendo y cómo está funcionando". Eso no significa, sin embargo, que la actividad física no reduzca también dicho riesgo de otras maneras, como, por ejemplo, mejorando el metabolismo de la insulina, indicó. Se ha relacionado un nivel más alto de insulina con algunos cánceres, entre los que se incluye el cáncer de mama.
El ejercicio también ayuda a controlar el peso. La mayoría del estrógeno proviene del tejido graso después de la menopausia, y el hecho de tener más tejido graso aumenta el nivel de estrógenos y, a su vez, el riesgo de cáncer de mama. Algunos investigadores también están considerando la idea de si la actividad física puede mejorar la capacidad de reparar el ADN, lo que quizá explicaría la reducción del riesgo de cáncer, explicó Bernstein.
La moraleja para las mujeres a partir de la nueva investigación sería hacer ejercicio, afirmó. Las mujeres que no han sido activas deberían consultar primero con su médico, y entonces, tras tener el visto bueno de su médico, empezar a hacer ejercicio que "ponga algo de tensión en el cuerpo", como puede ser el caminar a paso vivo, sugirió.

FUENTE: American Association for Cancer Research annual meeting-April 9, 2013, Washington, D.C